Cara a Cara

Wayne Cordeiro

Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido.
-1 Cor. 13:12

Estoy empezando a ver que no hay ningún sustituto por tiempo cara a cara

¡El otro día me encontré comunicando usando mensajería instantánea con un empleado de la iglesia que se encontraba en la habitación adyacente a mi oficina!  No podía creer que me había sucumbido al vórtice de la tecnología que nos chupa a todos nosotros en su ciber-agarre.  Supongo que nuestros hijos nos presiona para hacerlo.  Llamé a mi hija el otro día y con tonos sobrio, ella me ordenó: “¡Papá, la próxima vez, mandame un TEXTO! ¡Yo podría haber estado en una película!”

El correo de vos, el correo electrónico y el blogging nos pueden hacer pensar que estamos conectados unos con otros, pero estas herramientas son ilusorias. Al usarlas como norma de comunicación nos pueden dar una milla de amplitud pero sólo una pulgada de profundidad.

Recientemente, hablé con un amigo y le pregunté por su dirección de correo electrónico. Él tuvo la amabilidad de darmelo, pero después él agregó: “Pero ¿podrías usarlo con moderación? Prefiero escuchar su voz. Es su espíritu que siempre me ha ayudado, y yo no puedo escuchar eso a través de un correo electrónico o por mensajes de texto. ”

Está bien. Aún halagador.

“Aunque tengo muchas cosas que escribiros, no quiero hacerlo con papel y tinta, sino que espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que vuestro gozo sea completo.”

Eso se encuentra en 2 Juan 12. Las Escrituras de hace mucho tiempo parecen tener una palabra actual para nosotros los usadores de “blog” y los que hoy mandan correo electrónicos.  La tecnología me puede engañar en pensar que “he conectado” con docenas de personas sin requerirme pasar más que algunos segundos al teclado de mi computadora. Mensajería instantánea me puede hacer eficiente, pero no ayuda a nadie ser conocido más profundamente, donde anhelamos ser conocidos.

“Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido.” 1 Cor. 13:12

Entonces, ¿cuál es el remedio? Viene envasado en un uno de los bienes más preciosos que tenemos … Tiempo.

Transferencia de nuestro Cyber-filosofía a Dios

No es de extrañar que en nuestra dependencia maníaco con la comunicación incorpórea, podemos ser engañados en pensar que podemos conocer a Dios de alguna manera, aparte de pasar tiempo en su presencia? Leyendo un libro devocionario es elevado y el estudio de un libro sobre apologéticas podría ser un ejercicio beneficioso. Sin embargo, esa clase de conocimiento sólo me lleve hasta un punto si no es acompañado por el tiempo cara a cara frente de Él con quien he estado intentando de conectar.

Estoy cada vez más convencido de que mi conexión con Dios exige nada más que largas extensiones de tiempo mirando a Su rostro. Un viejo poema titulado Más y Más me acuerda de esta verdad:

Con el tiempo cuando miro en Su rostro, bello rostro, rostro sombreado por espinas. Con el tiempo cuando miro en Su rostro, desearé que le habría dado más.

Si haces solo un cosa hoy, haga esto: sientese quieto y espera expectante antes del Rostro de Aquel que nunca cambia, y cuyo amor no disminuye.

Y justo cuando piensas que has estado allí mucho tiempo, toma una pausa … y quedese un rato más.  Ahí es cuando llegas a conocerlo, y cuando lo conozcas, desearás darle más.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>