Wayne Cordeiro
No Tomes Los Asuntos en Tus Propias Manos
Lamentablemente, Abraham y Sara hicieron eso. ¿Recuerda la historia de cuando Dios les prometió que tendría un hijo, a pesar de que ya estaban en Medicare? Esto ocurrió antes que Dios habia cambiado sus nombres: de Sarai a Sara y de Abram a Abraham. La historia va algo como esto:
Dios le dijo a Abram, “Abram, vas a tener un hijo, usted y Sarai”.
Abram miraba su reflejo en el lago, y dijo: “¡De ninguna manera!”
Él miraba a Sarai, “pasada la flor de su vida” lavando ropas y dijo: “Por supuesto, de ninguna manera!”
Y más tarde Sarai tambien estaba de acuerdo diciendo, “Sí, no hay absolutamente ninguna manera”.
Así que en lugar de confiar en Dios para cumplir su sueño de un hijo a través de su relación, tomaron el asunto en sus propias manos.
” Entonces Sarai le dijo a Abram: He aquí que el Señor me ha impedido tener [hijos]. Llégate, te ruego, a mi sierva; … Y Abram escuchó la voz de Sarai.” (Génesis 16:2).
Hagar dio a luz a un niño llamado Ismael: a causa de eso el Medio Oriente y el mundo todavía están luchando por ese atajo hasta el día de hoy.
Un tiempo atras, tomé algunos pastores y juntos subimos Diamond Head. A lo largo del camino, hay estos pequeños indicadores que dicen, “Quédate en el camino. No tome atajos, causará erosiones.” Debemos colgar esas smuestras en cada uno de nuestros hogares, “Quédate en el camino. No tomes atajos, se provocaran erosiones.”
El Señor dice: “Por favor, no tomen atajos. No tomen los asuntos en sus propias manos. Pido que seas fiel y que limpies tu corazon. Manténganse fiel en lo que Yo te doy a hacer, aunque pueda parecer como tome un tiempo largo.”
Ten cuidado de no escuchar a las voces que le animan a tomar atajos. No tomes los asuntos en tus propias manos
Mantenga sus ojos en Él que esta dando las promesas.
Centre tu atención no en la promesa, pero en Él que esta dando las promesas.
Recuerda, que Dios es fiel para lograr la promesa: Él sólo nos piden de ser fieles en el proceso.
Mientras la historia continúa, finalmente Abraham y Sarah tenían un hijo y lo nombró Isaac. Abraham pensó que había purificado sus motivos suficiente para que Dios cumpliera su sueño. La verdad era, sin embargo, una vez que llegó la promesa, al corazón de Abraham habia dejado de estar en Él que estaba dando las promesas y se llego a fijar en la promesa. Dios sabía que se necesitaba ser más refinado. La carne de Abraham se había mezclado con el oro y la plata. Dios estaba a punto de destrozar la promesa otra vez para demostrar a Abrahám y el mundo que el único y verdadero camino para seguir a Dios es: desde el corazón, a través de la fe, en dependencia total.
Por lo tanto, Dios dijo a Abraham: “Toma tu hijo hasta la cima de la montaña y sacrificalo.”
La Biblia dice que Abraham tomó Isaac y subío la montaña, con madera, un cuchillo y un sueño destrozado en su corazón.
Eso es el fin. El sueño ha terminado, Abraham debe haber pensado.
Puso a su hijo sobre un altar improvisado, levantó su mano, y tomó un último vistazo a el hijo en que él anhelaba con su corazón, el hijo que Dios lo había prometido, el cumplimiento de sus sueños. De repente, imperceptible a nadie, sino Dios, algo sucedió. Entre el momento en que el cuchillo fue sostenido inmóvil hasta el momento de ese empuje delantero, algo tuvo que haberse roto en el corazón de Abraham. Su corazón tuvo que separarse de lo que amaba más que cualquier cosa, y tan pronto que él lo hizo fue capaz de iniciar el movimiento hacia abajo. Él se convirtió en convencido de que realmente se trataba de el sueño de Dios y la obediencia a Él, y no sobre el cumplimiento de su propio sueño en su propia manera. En ese momento, el cuchillo se hundió hacia abajo. Tan pronto que su corazón se dirigió al punto que pensaba, Isaac es Tuyo, no mío, inmediatamente, ¿qué pasó? Un ángel vino y se detuvo su mano. ¿Sabe por qué?
En esencia, Dios estaba diciendo. “Abraham, no quiero Isaac. Quería tu corazón. Tan pronto que tu corazón volvió a mí, eso fue todo lo que necesitaba ver. Tuve que ir dentro del sueño de tu corazón y romper ese sueño. ¿Por qué? Para que, tu corazón fuera restaurado a partir de la promesa de Él que esta dando las promesas. Ahora, mi querido, puedo darte de vuelta la promesa.”
¿Ves eso? Es por eso que tenemos que quitar nuestras manos de la promesas y permanecer fieles en el proceso, a fin de que nos comprometamos y tomemos atajos. Tenemos que poner de nuevo nuestros ojos en Él que esta dando las promesas. ¿Sabe por qué? Algunos milagros suceden durante un periodo de tiempo.
Hay milagros que no suceden al instante. Requieren tiempo. Dentro del proceso de hacer el milagro, Dios a menudo debe limpiar nuestro corazón: para asegurarse de que nuestros motivos sean puros y para asegurar que honoremos el proceso. Nuestro enfoque debe permanecer en Él que esta dando las promesas, no en la promesa.